Jorge Olcina 20.11.2018 | 00:40 Diario Información
Lecciones
de los últimos temporales
Los temporales de lluvia y mar, de octubre y noviembre,
ocurridos en España, básicamente en el litoral mediterráneo, pero también en
Canarias, nos ofrecen dos lecciones que se deben comentar. La primera, se
siguen produciendo inundaciones, con daños económicos graves y pérdida de vidas
humanas porque no se ha cumplido como debiera las leyes de aguas, suelo e
impacto ambiental. Y, además, hay mucho construido en décadas pasadas, que ha
hecho caso omiso a los avisos dados en trabajos de investigación y cartografías
de análisis del riesgo natural, que existían, pero se prefería no consultar, no
conocer o, directamente, no hacerles caso. Así de claro. Además, las normativas
recientes para evitar inundaciones son eso, recientes: desde 2007 (Directiva de
Inundaciones), 2008 (primera versión de la nueva Ley del Suelo). Y alguna
normativa y planes de ordenación territorial de escala autonómica de años
recientes que va teniendo efecto, como el Patricova en la Comunidad Valenciana.
Por tanto, el problema está ahí, viene de lejos y va a ir a más como estamos
comprobando. Y segunda lección: la modificación de la Ley de Costas de 2013,
con la ampliación caprichosa de los períodos de concesión en Dominio Público
Marítimo-Terrestre durante 75 años más, haciendo caso omiso al problema del
cambio climático y del incremento de los temporales marítimos extremos, pone en
riesgo, aún más, la vida de las personas. Lo hemos comprobado en las imágenes
indignantes de Tacoronte. ¿Qué hace ese edificio ahí, en primerísima línea de
costa? Y lo peor es que aún tenemos que escuchar en algún informativo de
televisión una frase de antología del disparate: «Miren el poder destructor de
la naturaleza». Manda narices, con perdón. El problema es que edificios así hay
muchos en las costas españolas, lindando directamente con el mar. Y van a estar
ahí siete décadas más, gracias a los cambios en la normativa de Costas. Y todo
ello con una atmósfera y unos océanos calentándose y produciendo eventos
extremos con mayor frecuencia. Eso sí, ahora se pedirá la declaración de zona
catastrófica.